Aunque muchas personas los usan como sinónimos, el microfútbol y el fútbol de salón tienen diferencias claras. Ambos deportes se juegan en espacios reducidos, con cinco jugadores por equipo y un balón de tamaño pequeño, pero sus reglas, origen y evolución los separan.

El fútbol de salón nació en Uruguay en la década de 1930 y se reglamentó bajo el nombre de “futsal” por la Federación Internacional de Fútbol de Salón (FIFUSA). Con el tiempo, la FIFA adaptó el deporte y lo convirtió en lo que hoy conocemos como futsal FIFA, con reglas propias. Por su parte, el microfútbol es una modalidad más reciente, desarrollada especialmente en Colombia, bajo el aval de la Federación Colombiana de Fútbol de Salón.

En el microfútbol, el balón rebota menos, se permiten saques con la mano y el juego es más pausado. En cambio, el fútbol de salón es más veloz, con saques obligatorios con el pie, y una dinámica enfocada en la rotación y el juego en corto. Además, las medidas de las canchas varían ligeramente, lo que afecta el ritmo del partido.

En Colombia, ambos deportes tienen ligas profesionales, muy popular en regiones como Boyacá, Santander y Cundinamarca.

Aunque parecidos, microfútbol y fútbol de salón no son lo mismo. Sus reglas, historia y estilo de juego los hacen únicos. Conocer estas diferencias permite apreciar mejor cada disciplina y valorar el talento de quienes las practican.